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Oración del Señor

Padre Nuestro

Aunque el término latino oratio dominica es de principios de la era cristiana, la frase "Oración del Señor" no parece haber sido muy familiar en Inglaterra antes de La Reforma. Durante la Edad Media, el "Padre Nuestro" siempre se rezó en Latín, aún por la gente sin educación. Por ello, era conocido comúnmente como el Pater noster. El nombre "Oración del Señor" le es dado no porque Jesucristo utilizara esta oración para sí mismo (ya que al pedir perdón, esto significaría que El tuviera un pecado por el cual pedir perdón), sino más bien porque El enseñó esta oración a sus discípulos.

Se han sugerido muchos puntos de interés debido a la historia y uso del Padrenuestro. Con relación al texto en Inglés que se utiliza hoy por los católicos, podemos notar que se no se deriva del Testamento de Rheims, sino de una versión impuesta sobre Inglaterra durante el reinado de Enrique VIII y empleado en las ediciones de 1549 y 1552 del "Libro de Oraciones Comunes". De este texto antiguo, el texto católico de hoy difiere en dos partes muy pequeñas. La frase "which art" (in heaven) "el cual está en el Cielo", se ha modernizado a "who art" (in heaven) "que estáis"; y la frase "in earth", "en la tierra" ha cambiado a "on earth", "sobre la tierra". La misma versión, que concuerda muy cercanamente con la traducción que aparece en el Nuevo Testamento de Tyndale's, tuvo sin duda su aceptación general debido a una ordenanza de 1541 de acuerdo a la cual "percibiendo su Gracia la gran diversidad actual de traducciones (del Pater nóster etc) ha deseado retirarlas, y en vez de ellas ha ordenado una traducción uniforme para el rezo del Pater noster, Avemaría, Credo, etc para ser establecida, deseando que todos sus súbditos aprendan y usen uno mismo y de forma correcta, ordenando a todos los párrocos, vicarios y curas el leer y enseñar el mismo a sus feligreses". Como resultado, la versión en cuestión se volvió universalmente familiar a la nación y, aunque el Testamento de Rheims, en 1581, y los traductores de la King James, en 1611, propusieron versiones algo distintas de Mateo 6,9-13, la forma anterior fue retenida para los rezos por ambos Protestantes y Católicos por igual.

En cuanto a la oración misma, la versión de San Lucas 11, 2-4, dada por Cristo en respuesta a la solicitud de sus discípulos, difiere en algunos detalles menores de la forma introducida por San Mateo (6,9-15) en medio del Sermón de la Montaña, pero claramente se ve que no existe razón alguna por la cual estas dos ocasiones deban ser referidas como la misma o la única. Sería un hecho casi inevitable que si Cristo enseñó esta oración a Sus discípulos, tendría que haber repetido la oración más de una vez. Debido a la forma en que el Padre Nuestro está contenido en la "Didajé" de los Apóstoles, es probable que la versión de San Mateo haya sido la que adoptó la Iglesia desde el principio con fines litúrgicos. Nuevamente, aquí no puede atribuírsele gran importancia a las semejanzas encontradas entre las peticiones de la oración del Señor y aquellas peticiones encontradas en oraciones de origen judío que se usaban en tiempos de Cristo. Ciertamente, no hay razón para tratar la fórmula cristiana como un plagio, porque en primer lugar las semejanzas son más bien parciales y, en segundo lugar, no tenemos una evidencia satisfactoria de que las oraciones judías hayan sido realmente anteriores a la forma cristiana.

Sobre la interpretación de La Oración del Señor, se ha escrito mucho, no obstante el hecho de que es una oración muy simple, natural, espontánea y como tal, ha sido preeminentemente adaptada para el uso popular. En la casi-oficial "Catechismus ad parochos", editada en 1564 en concordancia con los decretos del Concilio de Trento, se entrega un elaborado comentario sobre La Oración del Señor, el cual forma la base de análisis para el Padrenuestro encontrado en todos los catecismos católicos. Ahí se enfatizan muchos puntos que vale la pena hacer notar como, por ejemplo, el hecho de que las palabras "así en la Tierra como en el Cielo" deben aplicarse no sólo para la petición "hágase Tu Voluntad", sino también para las dos peticiones anteriores "santificado sea Tu Nombre" y "venga a nosotros Tu Reino". También el significado de esta última petición es tratado ampliamente. La dificultad mayor en el texto original del Padre Nuestro se relaciona con la interpretación de las palabras artos epiousios, las cuales de acuerdo a la Vulgata en San Lucas traducimos como "el pan nuestro de cada día". San Jerónimo, por una extraña incongruencia, en el Evangelio de San Mateo cambió la palabra preexistente quotidianum por supersubstantialem, pero dejó el término quotidianum en el de San Lucas. La opinión de los estudiosos modernos sobre este punto está suficientemente indicada por el hecho de que la Versión Revisada imprime todavía "de cada día" en el texto, pero sugiere en el margen "nuestro pan para el día venidero", mientras que el Comité Americano desearía añadir "nuestro pan tan necesario".

Finalmente puede notarse la opinión generalmente aceptada de que la traducción de la última frase debería ser "libéranos del maligno", un cambio que justifica el uso de la preposición "mas" en vez de la conjunción "y", convirtiendo prácticamente las dos últimas frases en una misma petición. La doxología "porque Tuyo es el Reino" etc., el cual aparece en el textus receptus griego y que ha sido adoptada en las ediciones posteriores del "Libro de Oraciones Comunes", es indudablemente una interpolación. En la liturgia de la Iglesia, el Padre Nuestro ocupa un lugar preeminente. Algunos comentaristas han supuesto erróneamente, partiendo de un pasaje en los escritos de San Gregorio Magno (Ep. IX,12), que él creía que el pan y el vino en la Eucaristía eran consagrados en los tiempos apostólicos por la sola recitación del Padre Nuestro. Pero mientras este no sea probablemente el verdadero significado del pasaje, San Jerónimo afirmó (Adv. Pelag, III, 15) que "nuestro Señor mismo enseñó a Sus discípulos que diariamente en el Sacrificio de Su Cuerpo ellos deberían enfatizar el decir "Padre Nuestro..., etc". San Gregorio otorgó al Padre Nuestro su lugar actual en la Misa Romana inmediatamente después del Canon y antes de la fracción, y era una antigua costumbre que toda la asamblea debía responder con las palabras "Sed libera nos a malo".

En las liturgias griegas, un lector recita el Padre Nuestro en voz alta mientras el sacerdote y la gente lo repiten en silencio. Además, en el rito del bautismo, el rezo del Padre Nuestro ha sido desde los primeros tiempos una figura relevante, y en el Oficio Divino es usado repetidamente además de ser recitado tanto al principio como al final. En muchas reglas monásticas, se ordenaba que los hermanos legos, que no sabían latín, en vez del Oficio Divino deberían decir la Oración del Señor un cierto número de veces (a veces más de cien repeticiones) per diem. Para contar estas repeticiones hacían uso de cuentas o perlas unidas por un cordón, y esta herramienta era conocida comúnmente como un "pater-noster", un nombre que retuvo aún cuando semejante unión de perlas era utilizado para contar, no Padre Nuestros, sino Avemarías en el rezo del Salterio de Nuestra Señora, o en otras palabras el rezo del Rosario.

HERBERT THURSTON
Transcripción de Tomas Hancil
Traducción: Jesús Alberto Villegas de la Vega
 
   
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