Leyendas de San Ignacio de Antioquia
El panegírico de San Ignacio, hecho por San Juan Crisóstomo cuando éste era presbítero de Antioquía, fue pronunciado posiblemente el 17 de octubre. Según el antiguo martirologio sirio la fiesta del mártir se celebraba en esas regiones en ese día.
San Juan hace resaltar el hecho de que el suelo de Roma había sido empapado con la sangre de la víctima, pero que Antioquía atesoraba para siempre sus reliquias. "Ustedes lo prestaron por una temporada", dijo al pueblo "y lo recibieron con intereses. Lo enviaron siendo obispo, y lo recobraron mártir. Lo despidieron con oraciones y lo trajeron a su tierra con laureles de victoria''.
Una leyenda identifica a Ignacio con el niño que Nuestro Señor tomó en sus brazos y que le sirvió para dar una lección sobre la humildad ( Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo:) (Cf. Marcos 9,36).
San Vicente Beaurais afirmaba que su sobrenombre "Theophoros" (Portador de Dios) se debía a que, después de muerto le abrieron el corazón y encontraron en él escritas en letras de oro el nombre de Jesús.
Su nombre se menciona en el primer canon Eucarístico.
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